Dos o tres de la mañana, poca luz, poco ruido
solo la respiración cada vez mas lejana de mi vecina
los párpados caen, y Morfeo extiende sus brazos
invitando al descanso de la noche.
Tres o cuatro minutos, tal vez cinco
cuando el peso se apoya sobre el lecho
una mano cálida y femenina
se posa suavemente sobre mi hombro.
Con la alegría del contacto necesitado
mi cuerpo voltea hacia su presencia
mientras giro, un beso menos tierno
menos fraterno, un poco mas rojo,
un poco mas húmedo, un poco mas sensual.
Mis brazos se extienden para abrazar
mis ojos se abren para observar….
observar el vacío…
observar la nada…
observar que seguía solo
que mi cama sigue teniendo espacio de sobra
que bajo mis dedos no hay piel de mujer…
no hay nada para sentir, excepto el aire..
Pensé que solo quedaba el desconcierto
de una sensación que juraría real
y que escapa a toda lógica
pero la verdad es que queda la decepción
pues pensé que finalmente cedías a tu instinto.
-Kmo
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